Aun no sabemos si lamentablemente o por fortuna la ley Sinde llega tarde. La revolución tecnológica a base de bits inmediatos transmitidos por todo el globo se estableció ya hace décadas y no solo para quedarse sino para evolucionar. De la misma forma que la imprenta rompe el monopolio de la reproducción de textos en manos de la Iglesia que, junto con artesanos y tenedores de libros, controlaban la industria, las comunicaciones permiten la compartición inmediata de todo lo sustiptible de ser digitalizado a ceros y unos; simplemente.
Obviando los diferentes aplicativos que permite la comparticion, si no les gustan estos pronto vendrán otros, la sociedad del s.XXI no tiene nada ver que ver con la del pasado, cada vez se lee mas y mas inmediato, se escucha mas y los secretos de palacio que solo conocía el mayordomo son vox populi.
Ya no hay súbditos sino ciudadanos informados al punto; simplemente.